El matrimonio, como la vida, pasa por distintas etapas.

Aunque no hay reglas generales, las circunstancias que se viven y el desarrollo personal de los cónyuges, hacen que se puedan identificar distintos periodos con características comunes.

Cada etapa del matrimonio tiene sus bondades y también sus retos. Conocerlas hace que podamos estar preparados para afrontar cada momento y salir fortalecidos y con el amor más pleno.

Podemos distinguir las siguientes etapas:
1.- Amor joven
2.- Amor realista
3.- Amor confortable
4.- Amor renovado
5.- Amor transcendente

La 1ª etapa: amor joven, adaptación y desidealización:

Comprende aproximadamente los tres primeros años del matrimonio.

Es una etapa fundamental donde se ponen las bases de la relación.

Dificultades:

1.- Los dos miembros de la pareja tienen costumbres, rutinas e ideas básicas distintas y que a ellos les parecen universales.
Con incredulidad, se dan cuenta de que su cónyuge tiene otro ritmo y que da por hecho formas de hacer las cosas que no coinciden con las suyas.
Son conscientes de que deben hacer un proyecto, un hogar y una familia común. Deben diseñar un modo de vida que no coincide exactamente con el de cada uno de ellos, y se dan cuenta que la convivencia supone ajustes.
A los esposos les puede parecer imposible ir al ritmo del otro. Uno se siente abrumado, agobiado. No llega. Al otro le exaspera la lentitud de su cónyuge a la hora de reaccionar, de hacer las cosas, de llevar a cabo lo acordado o lo simplemente esperado.

2.- Muchos pueden experimentar una desilusión al no ver cumplidas sus expectativas, a veces poco realistas. Puede llegarse incluso al resentimiento al sentirse traicionados en los deseos más íntimos. El amor romántico idealizado puede durar sólo unos cuantos meses. Los novios muestran normalmente la mejor cara de sí mismos. Los esposos se muestran como realmente son. ¿Con quién me he casado? puede ser una pregunta recurrente. Superar que las cosas no son como nosotros habíamos soñado, puede no ser fácil.

3.- Hay quien continúa con la “cultura de soltero” sin darse cuenta de que en este momento hay que establecer acuerdos en materias como ocio, amigos, administración y manejo del dinero, distribución de la tareas del hogar, etc.
Es el momento de decisiones y acuerdos y pueden surgir guerras de poder.

4.- La necesaria independencia de las familias de origen puede presentar dificultades, tanto por parte de los propios esposos, como de sus respectivos padres.

5.- Se puede caer en comportamientos absorbentes u obsesivos, donde se busca que el cónyuge llene todos los vacíos emocionales.

6.- En un segundo momento de esta etapa, la llegada del primer hijo puede causar un gran terremoto. La madre suele estar tan volcada en su bebé que puede llegar a perder su identidad, caer en el agotamiento, sentirse abrumada por la responsabilidad y ahogada en su nuevo papel hasta el punto de culpar a su marido de su situación. Por su parte, el esposo/padre puede sentirse relegado y con dificultades para encontrar su lugar en este nuevo escenario.

Soluciones

1.- Conocer las dificultades, hace que se entienda lo que pasa, quita gran parte de los temores y ayuda a buscar soluciones.

2.- En este periodo es esencial la comunicación y la negociación. Es importante hablar serenamente, tener grades dosis de empatía. Los dos esposos deben aprender a transmitir sus necesidades, sus frustraciones, sus temores e ilusiones y escuchar las del otro intentando ponerse en su lugar. Es importante no desconectar, saber transmitir al otro el mundo interior.

3.- Es además un momento donde prevalecen la pasión y los sentimientos y esto ayuda a seguir adelante, predispone a la comunicación, a la negociación y a la entrega a las necesidades del otro. El idilio puede favorecer el paso a una amistad más sólida, a una mayor entrega, a un mejor acoplamiento.

4.- Es esencial pedir ayuda. Tener a un matrimonio con experiencia que pueda iluminar el camino, que pueda escuchar con cariño, comprender la situación y aconsejar en las circunstancias concretas que el joven matrimonio está viviendo.

Muchos creen que la boda es la culminación de un proyecto. Pero realmente es un punto de partida. ¡Ahora empieza lo verdaderamente interesante!. Y debemos aprender a estar casados. Este aprendizaje requiere paciencia, confianza, tolerancia, humildad, generosidad y si es posible, ¡sentido del humor!.