Después de una crisis de pareja, muchas personas sienten que su relación ha saltado por los aires. Aparece, junto con el profundo dolor de los agravios, el veneno de la desconfianza . ¿Es posible superar esto? ¿Podremos recuperar la confianza perdida? ¿Podremos volver a estar como antes?

Con una crisis profunda, surgen en el matrimonio tres tipos de desconfianza: desconfianza de uno en el otro («¿lo volverá a hacer?» «¿me podrá perdonar?»), desconfianza de cada uno en sí mismo («no soy suficiente para él/ella»; «no soy capaz») y desconfianza en la propia relación («¿es posible superar esto?» «¿podremos estar como antes?»).

Debemos superar la idea de que crisis es sinónimo de ruptura.

Crisis ​ es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad sujeta a evolución.

Todos, a lo largo de la vida, sufrimos procesos de cambio, de crisis, en lo personal, lo laboral, lo físico o lo relacional.

Esas crisis son oportunidades para salir de una situación de estancamiento y evolucionar.

Si las gestionamos bien, las crisis nos ayudan a madurar, a superarnos,  a dar un paso adelante en aspectos de nuestra vida que se habían quedado estancados.

Igual sucede en el matrimonio. El amor, como el buen vino,  madura poco a poco. Necesita del tiempo. Del tiempo y del cuidado, de la dedicación de los cónyuges.

Y a veces, como en la vida, las crisis nos hacen despertar, salir de una situación de estancamiento o hacen aflorar errores que arrastrábamos y que hacían mucho daño a nuestra relación.

Una crisis puede hacernos ver que nuestra comunicación era casi inexistente y que hace tiempo que teníamos vidas paralelas; que la rutina nos engullía día a día o que no estábamos trabajando nuestra relación. Sale a la luz que no nos valorábamos o cuidábamos lo suficiente o que teníamos totalmente desordenadas nuestras prioridades.

Muchas parejas me preguntan: ¿podremos volver a estar como antes?. Tengo clara la respuesta: NO.

Después de un buen batacazo en el amor, hay que recoger los trozos. Debemos analizar lo que nos ha pasado, cuales han sido las causas y qué aprendizaje podemos sacar de esto.

Y ponernos a trabajar. Porque haciendo las mismas cosas, se consiguen los mismos resultados, así que algo habrá que cambiar. Y con el trabajo de los dos, se podrá recuperar la confianza.

El amor, si es verdadero, tiene la capacidad de resurgir de sus cenizas, como el ave fénix.

Podemos reconstruir la relación. Pero nunca será igual.

Eso no quiere decir que sea peor. Puede y debe mejorar.

En Japón hay un arte que consiste en arreglar las vasijas rotas con oro.

Se trata de pegar los trozos con cola y polvo de oro que, además de darle un aspecto precioso, le aporta una resistencia especial, de manera que la pieza reconstruida es mucho más valiosa que la anterior.

Igual puede pasar en el matrimonio. Después de una crisis podemos salir fortalecidos. Nuestro sistema inmunitario será entonces más resistente. Nuestra relación se habrá hecho más fuerte, más bella, más madura.

Crisis no es sinónimo de ruptura. Una crisis es una oportunidad. Aprovechemos la ocasión para hacer madurar nuestro amor.

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